
Encías retraídas: el enemigo silencioso que puede arruinar tu sonrisa
26 de marzo de 2025Hay molestias que podemos ignorar. Pero el dolor punzante, agudo e inesperado al tomar algo frío, caliente, dulce o ácido, es de esas sensaciones que no se olvidan fácilmente. La sensibilidad dental extrema no es solo un fastidio: puede ser el aviso de que algo no va bien en tu boca.
Aunque muchas personas creen que es algo “normal”, lo cierto es que sentir dolor al cepillarse, al beber agua o incluso al respirar por la boca cuando hace frío no debería formar parte de tu día a día. Mucho menos si vives en una zona como Premià de Mar, donde el clima suave no justifica que te estremezcas cada vez que tomas una bebida fría.
¿Qué es realmente la sensibilidad dental extrema?
La sensibilidad dental (también conocida como hipersensibilidad dentinaria) ocurre cuando la dentina, que es la capa interna del diente, queda expuesta y permite que los estímulos lleguen directamente al nervio dental.
¿Y por qué se agrava tanto? Porque la dentina está llena de miles de túbulos microscópicos que comunican el exterior con la pulpa, donde están los nervios. Así que cuando esos túbulos quedan al descubierto, cualquier estímulo externo se siente como un “latigazo” dentro del diente.
Pero hay una diferencia entre una sensibilidad ocasional y una sensibilidad extrema. Esta última:
- Se repite constantemente.
- Dura más de unos segundos.
- Puede interferir con tu alimentación o higiene diaria.
- No mejora con pastas de dientes convencionales.
¿Qué provoca este problema tan común como incomprendido?
1. Cepillado excesivo o con mala técnica
Usar demasiada fuerza, un cepillo de cerdas duras o cepillarse con movimientos horizontales puede desgastar el esmalte. ¿Resultado? Dentina expuesta y dolor asegurado.
2. Bruxismo
Rechinar o apretar los dientes, sobre todo por la noche, desgasta las superficies dentales. Y cuando se pierde esmalte… vuelve a aparecer la dentina.
3. Erosión ácida
El abuso de bebidas carbonatadas, zumos cítricos o alimentos muy ácidos puede ir desgastando el esmalte sin que lo notes, hasta que un día los dientes empiezan a reaccionar de forma exagerada a todo.
4. Encías retraídas
Cuando las encías se retraen (por enfermedad periodontal o por un cepillado traumático), la raíz del diente queda al descubierto. La raíz no tiene esmalte, así que está mucho más expuesta al dolor.
5. Tratamientos dentales mal adaptados
Empastes antiguos, prótesis desajustadas o carillas mal colocadas pueden dejar zonas sensibles al aire, literalmente. Y ahí es cuando empiezan las molestias.
¿Cómo saber si lo que tienes es sensibilidad dental y no otro problema?
Claves para diferenciarla
1. ¿El dolor se produce con estímulos térmicos?
Si aparece solo al tomar algo frío, caliente, dulce o ácido, probablemente sea sensibilidad.
2. ¿Es un dolor punzante pero breve?
El dolor típico de la sensibilidad es agudo y momentáneo, aunque puede repetirse con frecuencia. Si es persistente, puede que estemos hablando de caries o de un problema pulpar.
3. ¿Se localiza en un diente concreto?
La sensibilidad suele afectar a varias piezas a la vez. Si el dolor es en un solo diente, habría que explorar otras causas como fisuras, caries o fracturas.
¿Qué opciones existen para tratar la sensibilidad dental extrema?
1. Diagnóstico diferencial
Antes de aplicar cualquier tratamiento, el primer paso es identificar la causa exacta. Esto se hace mediante exploración clínica, sondaje periodontal y, en algunos casos, pruebas radiográficas.
2. Tratamientos según el origen del problema
A. Aplicación de agentes desensibilizantes
Existen barnices y geles que bloquean los túbulos dentinarios expuestos y reducen la transmisión del dolor.
B. Reposición del esmalte con resinas
Cuando el desgaste es localizado, se pueden aplicar pequeñas restauraciones estéticas de resina compuesta para cubrir las áreas afectadas.
C. Injertos de encía
Si la causa es una retracción gingival importante, puede valorarse un microinjerto de encía para volver a cubrir la raíz.
D. Férula de descarga
En casos de bruxismo, una férula nocturna a medida reduce la presión sobre los dientes y frena el desgaste.
E. Reeducación del cepillado
Cambiar a un cepillo de filamentos ultrasuaves y aprender a cepillarse con movimientos verticales o circulares es básico para no seguir agravando el problema.
¿Y si ya lo has probado todo y no mejora?
Cuando la sensibilidad es tan severa que no responde a los tratamientos conservadores, existen técnicas más avanzadas, como el sellado radicular con láser o, en casos extremos, el tratamiento endodóntico (endodoncia) para desconectar el nervio del diente.
Eso sí: esta última opción solo se contempla si ya no hay otra salida.
¿Se puede prevenir la sensibilidad dental?
– Usa un cepillo de cerdas suaves o ultrasuaves
Y no te dejes llevar por la fuerza: lo importante es la técnica, no la presión.
– Evita los cambios bruscos de temperatura
Alternar bebidas calientes con frías puede provocar microfisuras en el esmalte.
– No abuses de los alimentos ácidos
Reducir el consumo de cítricos, refrescos y vinagres ayuda a proteger el esmalte.
– No te cepilles justo después de comer
Después de ingerir algo ácido, el esmalte está más vulnerable. Espera al menos 30 minutos para cepillarte.
– Revisa regularmente tus empastes y coronas
Un ajuste defectuoso puede exponer zonas sensibles sin que lo notes.
¿Vives en Premià de Mar y sientes que el aire frío te taladra los dientes?
No lo ignores. Lo que empieza como una molestia puede transformarse en un problema serio si no se trata a tiempo. La sensibilidad dental extrema no es una condición con la que debas convivir, y mucho menos resignarte a que “es lo que hay”.